lunes, 28 de julio de 2008

Lunes cansado

De nuevo todo vuelve a empezar, un día más una nueva semana... y yo los lunes no puedo evitar dedicar unos instantes a soñar con la nueva semana, a esperar que ocurra algo que me devuelva a la vida, huir de la rutina del trabajo, la monotonía de los días grises...

Mañana en el trabajo, dando gracias al jefe por permitirnos el horario de verano que tanto nos hace rogar...

Tarde en el hospital. Mi abuela fue ingresada hace unos días y faltan manos. 89 años y una vida intensa vivida. Me pregunto si la mía lo será tanto. Desde el primer día en el hospital, ya no nos conoce, los médicos albergan dudas sobre si recuperará la memoria a su regreso a casa, demasiados años dicen, cada vez el cerebro es más lento y la recuperación más complicada. Yo espero que todo siga igual y me siga contando las mismas historias que tantas veces he escuchado. Pero me paro a pensar y me doy cuenta de que en su día a día sufre mucho, no creo que quiera morir, pero estoy segura de que tampoco quiere vivir. Le comen los dolores, dice, y nadie es capaz de aliviarla. Vive con una familia, en la que me incluyo, que la quiere, pero que no es capaz de entenderla. Cada día parece una agononía. A mi me crió, y no quiero que se vaya, pero creo que sufrió demasiado en su vida para seguir sufriendo también solo para morir. Y creánme, si muriera hoy mismo, la agonía, para mí, ya habría sido demasiado.

Sé que no morirá, no ahora. Y me pregunto si quizás sea mejor que cuando regrese a casa su cabeza no vuelva a la realidad. Quizás así sea un poco más féliz. Aunque supongo que no.

Como devolver la felicidad a uno de los seres más importantes de tu vida, cuando sabes que nada de lo que hagas la salvará de sus miedos, de sus dolores. Sonreirá si le saludo con un beso, durante un instante quizás nada le duela. Quizás ese instante, quizás merezca la pena. Y tal vez por eso todavía no es su hora, ni la de perder su cabeza.

No hay respuestas...

viernes, 18 de julio de 2008

Dejate convencer

Nunca me gusto robar versos, lástima que sean las palabras de otros las que esta mañana de viernes me hagan sentir viva.

Todavía me cuesta, pero creo que una noche de estas me dejaré convencer, que el hecho de estar vivo siempre exige algo.

Gracias a mis referentes siempre, Ismael, Rodolfo, Javier y todos aquellos que asoméis a esta ventana para llevar un poco de esperanza.

Hasta pronto.