miércoles, 31 de diciembre de 2008

Féliz 2009



Para todos ustedes...

Por todos los sueños que quedan por cumplir...

Por los días que vendrán...

Feliz 2009

domingo, 21 de diciembre de 2008

Butacas Vacías

Ayer, falté a una cita.
Ayer, en el Palacio de Congresos de Madrid, había dos butacas vacías y algún que otro corazón soñando con estar allí. Muchos de ustedes pensarán que debí vender aquellas entradas, regalarlas, cualquier cosa antes de dejarlas vacías.
Y quizás tengan razón. Pero la razón no entiende de sentimientos del corazón, y ayer por la noche, en aquel Palacio de Congresos, muy lejos de Zaragoza, mandaba mucho más el corazón. Y en aquellas butacas hubo tantos sentimientos como no puedan imaginar.
Espero encontrar pronto de nuevo a quien llevar a un concierto, a quien dejar convencer, espero también que otros encuentren la forma de seguir escuchando su música, viendo sus conciertos, sin sentirse mal, sólo cerrando los ojos y dejándose llevar.
Gracias siempre Ismael por tu música en mi vida, gracias a Rodolfo por sus poemas de los lunes, por el abrazo que me hubiera gustado darle ayer, gracias a todos ustedes por sus crónicas del concierto, que espero no tarden en llegar.
Gracias en definitiva a todos, por estar, por hacerme sonreír, por hacerme un poquito más féliz.
Gracias.


viernes, 19 de diciembre de 2008

Bergia en La Campana


Ayer por la noche tuve la inmensa suerte de reencontrarme con Javier Bergia en La Campana de Los Pérdidos, en Zaragoza.
Impresionante como siempre, gracias a sus canciones y sus historias que me reconcilian con el mundo y dan paso a momentos de paz, que gran falta nos hacen.
Esta noche de nuevo, a las 22.30, para todo aquel que se quiera acercar, buscando un bálsamo para el alma

domingo, 14 de diciembre de 2008

A mi abuela

Nadie le hizo caso cuando aquel 28 de noviembre sus huesos chocaron contra el suelo y dijo: "Esto es la muerte, que viene a buscarme". Pero ella supo que era el principio del fin.
A veces, cosas como estas ocurren en días especiales. El final todavía tardaría unos días en llegar, y quiero pensar que aquel 28 fue el final para ella, pero quizás el principio para otras personas. Creo que es la forma en que debo verlo, tal vez la única forma posible, para seguir adelante y ser capaz de sonreír. Pensar que tal vez este sea un nuevo principio. Y aunque sé que la voy a echar de menos, necesito creer que tal vez ella pueda ahora volver a ser féliz, completamente féliz, después de mucho tiempo... Nunca he tenido una gran fé, pero quiero creer que el abuelo hace ya mucho que la esperaba, y ahora ha llegado su momento, el de los dos. Tal vez incluso haya podido abrazar a la madre a la que jamás conoció. Sé que no quería morir, pero también sé que no quería vivir así. En el hospital me dijo que tenía miedo a la muerte, que qué iba a hacer sin nosotros... Yo tampoco sé que voy a hacer sin ella, que no sólo fue abuela, sino también madre y amiga...


A MI ABUELA GENE


Tenías 89 años intensamente vividos,
un cuerpo roto y cansado
cubierto de piel de seda,
huesos desquebrajados y tristes,
y recuerdos de una guerra inútil
en la que el soldado Antonio
te escribía versos y acariaba su guitarra
en medio de las trincheras.
Nunca entendió bien aquello de la guerra.
Tenías los ojos pequeños
y ciegos de tanto de llorar.
El corazón enfermo de tanto dar.
Y todos los dolores de una vida
que la morfina no lograba mitigar.
Nos regalaste tu vida sin pedir nada más
que caricias y abrazos
que no siempre te supimos dar.
Te fuiste despacio y sin ruido,
buscando las alas de ángel
que perdiste al nacer.
Que te devuelven hoy.


20 de mayo, 1919
9 de diciembre, 2008