Ha llegado la hora de
reconocer, mi amor
que esta ciudad me ha
devorado
lo ha hecho sin tregua ni
aviso
y aquí me tienes, que
quieres
Perdida y sola, muy sola.
En las tardes como
hoy te extraño
como se extraña el tiempo perdido
ya no me importa el
pasado
solo el futuro que intuyo
incierto y lejos, muy
lejos de ti.
En la ciudad apenas
quedan ya amigos
y he de reconocer que me
siento
a que mentirte, como en
una isla desierta
como un naufrago olvidado
como una brújula que ya
no marca el norte.
Sigo soñando a veces, no
creas
y mis niños me esperan
cada viernes
que acudo con mi nariz de payaso
y mis sueños de mundos lejanos
pero después me espera la
soledad maldita.
Y si hay mucha suerte el
fin de semana regala
visita de mis sobrinos
no imaginas como los
extraño en las tardes como hoy
pero supongo que la vida
es esto, mi vida,
todo lo que ocurre
mientras yo te sueño.
Ojalá visites pronto la
ciudad
para enseñarte esos
lugares que nunca visito
lugares para soñar
en una tarde de noviembre
junto a una buena taza de
té caliente.
4 comentarios:
buah que bonito, hacía tiempo que no leía algo tan bueno, gracias.
jejeje, me alegra que te haya gustado. Y me alegra también de tu libro de poemas, me haré con uno. Pero no decidas el escribir otro por los resultados. Hazlo por ti. Sé lo que cuesta, pero es algo de lo que sentirse orgulloso.
Ojalá que la soledad jamás sea proporcional al tiempo, pero nada es tan fácil como parece.
Mientras tengamos melancolía, habrá buena poesia. Salud!
Creo que de melancolía ando sobrada, no sé si tanto de buena poesía, pero me alegra que te te haya gustado, Marcos. Gracias por leerme.
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