Me susurraste al oído
Un verso de Neruda
Y yo me supe perdida,
Perdida para siempre.
Tomabas mi cintura
Y me mirabas despacio
El mundo se detenía
Como el tiempo en un verso.
Bebías de mí
En el momento justo
De la tormenta en mi cuerpo
Y yo temblaba.
Jugamos como niños
A vivir muy deprisa
Porque el mañana mi amor
El mañana no existía.
Y ahora que pasan los
años
Ya no te extraño
Tan sólo el recuerdo
De los susurros de Neruda.
1 comentario:
Pero ahora Neruda en parte también es y será él. Un abrazo
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