cansados, con toda la vida
a sus espaldas.
Ya nadie les queda,
nadie les espera
y se cogen de la mano
sabiendo
que la vida era sólo
el amor encontrado.
Quedan recuerdos
de los tiempos del hambre,
la vida con miedo
pero eran jóvenes y valientes
y la vida era
una aventura conjunta.
Quedo un hijo muerto,
y los sueños rotos.
Se miran despacio,
ya nadie les queda
pero se saben vivos
y en sus ojos
todavía el brillo
del amor vivido.
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