25 de septiembre, 2008
Queridos amigos:
Me temo que en estos últimos días los he tenido un poco abandonados. El trabajo ha sido, y será, duro y tedioso, y se ha instalado también en mi corazón una extraña sensación de frío y soledad. Será que los amigos ya nunca están cerca, que nadie responde a mis llamadas, o simplemente que la vida es como es, y éstos, para mí, son días tristes, y demasiado largos.
Pero no quería dejar pasar la oportunidad de darles, a todos y cada uno de ustedes, las gracias por sus visitas a este pequeño lugar, que me alegran cada momento y dan un poquito de sol a mis días. Siento decepcionarles, pero debo insistir en que la poesía no es lo mío, y que siempre se me dió un poco mejor escribir cartas, aunque de esta forma me siento muy extraña.
Hoy siento muy lejanas las ideas de poder hacer esa escapada que tanta falta me hace, y que tanto se resiste, será también que hace tiempo descubrí que la idea de viajar sola se me hacía demasiado dura. Y mi visita a Madrid en ese mes de diciembre se vuelve también tan lejana, tan borrosa en mi mente, que no encuentro la forma de poder hacerla sin destruirme un poco por dentro. Soñaba con la idea de encontrarme allí con algunos de ustedes, poderles dar un beso, quizás incluso pedir un autógrafo a Rodolfo, que quizás también este por allí ese día veinte.
Pero ya les digo, hoy por hoy, ese camino es muy complicado de recorrer, y no me encuentro con las fuerzas necesarias. No faltaré, sin embargo, a mi cita con Bergía en mi ciudad, con el que estaría encantada de brindar con un poco de cerveza. Su visita, Javier, pone un grano de esperanza a estos días.
Estas líneas que vienen, no puedo por menos dedicarlas a un asiduo visitante a mi blog muy especial, el nombre no importa, pues él ya se reconocerá en estas líneas. Te siento muy cercano en estos días, y eso hace que me sienta arropada, y me alegra pensar que después de todo, todavía somos capaces de conservar esto, después de tantas y tantas cosas. Y aunque la lejanía física todavía siga presente, y sin saber hasta cuando, algún día nos encontraremos en esta ciudad, y tendremos tiempo de un abrazo y ponermos al día. Aunque tampoco nos haga falta, porque la distancia, en realidad, no es tanta.
A estas alturas de mi carta, me faltan ya las palabras. Gracias como digo, a todos, por sus ánimos, a Rodolfo también por sus poesías al anochecer, a Ismael y Javier por su música, y gracias también a esos sueños que todavía siguen en mi mente, y espero que no dejen de estar allí nunca.
Espero encontrarles pronto, espero que estén bien. Un abrazo,
Sara