viernes, 27 de septiembre de 2013

Juegas conmigo

Cae la tarde y juegas conmigo,
que este otoño traiga sueños
que no aspiren ser reales.

Que nos sonrían los días,
y nos  amen las noches
brindando con melancolía.

Que vengan horas de fiesta,
y amigos y lágrimas
y el mañana no importe.

Amasemos dulces deseos,
las tardes de los domingos
y brindemos en mi cuerpo.

Que el invierno será corto,
si  consigo olvidarte
en el camino al trabajo.

El mundo ya se deshace,
sin acordarse de nosotros
ni nuestros recuerdos rotos.

Este otoño recuerda amar,
regala abrazos y lágrimas
que la vida ha de pasar.

Y mañana ya es tarde,
si viviste un día muerto
y una vida sin vivir.


lunes, 23 de septiembre de 2013

De los otoños que duelen ya me cansé de hablarles,
de los días sin sol y la gente sin alma.
Del vacío en mi pecho y las horas sin él.

Que en la vida no hay sol que se acerque
si tu cuerpo está lejano, vacío y frío.
Que la espera es muy larga y las lágrimas ya duelen.

Y si pasan los años y no te lleva el olvido
que te lleven al menos mis pensamientos muy lejos.
Que la vida ya duele de tanto sueño dormido.

Y el trabajo es buen consejero en los tiempos que corren,
y el dolor de los amigos lejanos, el futuro incierto.
Que tan sólo fueron unas pocas noches y unas sábanas frías.

El invierno, mi amor, ha prometido ser largo
y no estarás tú esperando esa taza de café o el abrazo prometido.
Así que sigue lejano, amor, que yo alimentaré mi olvido.



viernes, 4 de enero de 2013

Dicen que el futuro es incierto,
y la lluvia cala mis tardes,
humedece mis huesos.

Camino a ninguna parte,
en un viejo autobús,
con mi mala compañía.

Ya no quedan estrellas,
ni lunas ni recuerdos,
sólo el miedo a lo que perdí.

La cicatriz no curó,
y se clava como una cuchilla
en las tardes como hoy.

Escondida en un bar,
sin certezas ni ilusión,
que la muerte no viene ni va.

Un desierto de pasión,
una espera sin final,
una vida sin vivir.

Y al final, siempre tú,
con mi sueños cotidianos,
y una espera sin dolor.