domingo, 20 de noviembre de 2016

Ha llegado la hora


Ha llegado la hora de reconocer, mi amor
que esta ciudad me ha devorado
lo ha hecho sin tregua ni aviso
y aquí me tienes, que quieres
Perdida y sola, muy sola.

En las tardes como hoy  te extraño
como se extraña el  tiempo perdido
ya no me importa el pasado
solo el futuro que intuyo
incierto y lejos, muy lejos de ti.

En la ciudad apenas quedan ya amigos
y he de reconocer que me siento
a que mentirte, como en una isla desierta
como un naufrago olvidado
como una brújula que ya no marca el norte.

Sigo soñando a veces, no creas
y mis niños me esperan cada viernes
que  acudo con mi nariz de payaso
y mis sueños de mundos lejanos
pero después me espera la soledad maldita.

Y si hay mucha suerte el fin de semana regala
visita de mis sobrinos
no imaginas como los extraño en las tardes como hoy
pero supongo que la vida es esto, mi vida,
todo lo que ocurre mientras yo te sueño.

Ojalá visites pronto la ciudad
para enseñarte esos lugares que nunca visito
lugares para soñar
en una tarde de noviembre
junto a una buena taza de té caliente.


4 comentarios:

Xan Do Río dijo...

buah que bonito, hacía tiempo que no leía algo tan bueno, gracias.

Sara dijo...

jejeje, me alegra que te haya gustado. Y me alegra también de tu libro de poemas, me haré con uno. Pero no decidas el escribir otro por los resultados. Hazlo por ti. Sé lo que cuesta, pero es algo de lo que sentirse orgulloso.

MARCOS dijo...

Ojalá que la soledad jamás sea proporcional al tiempo, pero nada es tan fácil como parece.
Mientras tengamos melancolía, habrá buena poesia. Salud!

Sara dijo...

Creo que de melancolía ando sobrada, no sé si tanto de buena poesía, pero me alegra que te te haya gustado, Marcos. Gracias por leerme.