miércoles, 27 de marzo de 2019

Pequeña historia de pájaros y mariposas


En el día de su muerte
nadie lloró por ella,
no hubo noticias en los telediarios
ni el cielo se tornó gris por su ausencia.

Tras varios días de espera
su cuerpo fue donado a la ciencia.
Cuentan que al abrir su pecho
lloró el forense sin motivo aparente.

Y embriagado por la melancolía
abrió su cerebro buscando, quién sabe,
respuesta a tanta tristeza
y brotaron pájaros y alguna mariposa.

Él abrió las ventanas y dejó que volaran.
Mandó enterrarla en la fosa común,
nunca volvió a su trabajo y cuentan que,
sentando junto a la fosa vuelan mariposas en su cabeza.


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