jueves, 28 de agosto de 2008

Días tristes

Hoy, amigos, no voy a mentirles.

Este verano los días se me han vuelto demasiado largos, demasiado grises, será que este mes en el que estás tan ocupado para mí, extraño tus caricias y tu negativa a venir al Libanés. Será que todavía necesito un poco más ver tus vicios de busca en los ojos. Anda, no seas tonto, no sé lo contaré a nadie. Ya lo sabes, no hay mañana, pero sí esta el hoy. Se me ocurren un par de sitios a donde llevarte, a los que nunca lleve a nadie por que nos lo conocía. Deja de tener tanto miedo, que ya lo tengo yo por los dos... El domingo me conseguí un vestido indio en el rastro, a buen precio, creo que te gustaría...

Esta ciudad a veces me queda demasiado grande para estar sola. De nuevo, como siempre, los viejos amigos nunca llaman, me siento extraña. ¿Les ha ocurrido alguna vez? Algunos ya los dí por perdidos, (ya era hora), a otros, la mayoría, los sigo extrañando cada día.

A veces la vida te da un buen golpe, intentas levantarte pensando en mañana, y nunca llega. Hoy, en mi mundo, no quiere salir el sol. La casa está más sola que nunca, los atardeceres ya no consuelan. Y la noche duele.

He encontrado algunos de mis mejores amigos recorriendos estas páginas, Rodolfo, Ismael, Javier, y me pregunto porque en esta ciudad no hay nadie así con quien tomar un café...

Yo les llevaría a un mercadillo en la Calle San Bruno, un domingo por la mañana, después el bermú (¿se apunta Rodolfo, el mercadillo es de antigüedades y dulces), y después les dejaría marchar a Madrid, convencida de que todo puede cambiar en cualquier momento, aunque los días que lleguén después sean igual de grises.

A mi Madrid me espera en diciembre, algunos sabrán de que hablo, todavía me sobra una entrada, si alguien se anima... El Retiro debe estar precioso entonces. Dios, que ganas de emborracharme!!

1 comentario:

Ale dijo...

"La ciudad parece un mundo cuando se ama a un habitante" reza Ismael, y cae a la perfección con lo que sentís.

Respecto a los amigos, a veces uno quisiera que tuvieran un radar para detectar cuando los necesitamos. Y cuando eso nos pasa nos sentimos abandonanos, olvidados, sin importancia. Y quizás nos equivocamos totalmente, porque estoy seguro que alguno respondería al primer llamado y estaría ahí para tomarse contigo el café que te caliente la cara por la mañana.

A veces necesitamos pedir ayuda, compañía aunque en el fondo querramos que llegue sin necesidad de pedirla.

Si yo viviese por ahí me tomaría un café con vos para que puedas contarme de lo que te tiene mal. Seguramente no te solucione nada, pero el solo hecho de que puedas contárselo a alguien es liberador, y con eso alcanza. ¿Por qué tiene uno un blog sino? Estás liberando por acá lo que querrías liberar en palabras sonoras.

Sin embargo, no te preocupes más de lo que debas preocuparte, porque en el momento en que decidas levantar la mirada después de tantos días grises vas a notar que hay un rayito de sol esperando por vos. Pero solo cuando decidas levantar la mirada, ni un segundo antes.