Paralizada
bajo la lluvia de agosto
amarrada a la tierra,
como los árboles a su lado
echando raíces
sin querer hacerlo.
Y ella quieta
sigue soñando,
sin poder moverse.
Y todo a su lado
pasa.
Porque el tiempo
nada detiene
ni siquiera el miedo.
Y llegará
noviembre
con su otoño tardío,
lloverán hojas
que bañaran su pelo
y seguirá quieta
amarrada a la tierra.
Seguirá soñando
con el frío invierno
con caminar de nuevo
hacía su universo.
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